Se acordarán ustedes de un
navarro de la Ribera, a quien llamaban el hombre de la florecica y que
predecía, todos los años, el tiempo con notable acierto. Pues bien aquel hombre
cuando se sintió viejo,declaró que la florecica era la flor de la caña.
Nuestros campesinos ya conocían ese sistema de previsión y mi amigo añade que
si para el Pilar no han sacado flor las flexibles cañas , el tiempo será
inflexible con nosotros.
Cuando las “alodas y
cuculladas redolan al redol das obellas
y s’amanan a os labradors en as güebras, están fendo siñal de que va a pleber y
más si se posan en un torrueco, más si lo fan en un escobizo o aliaga y muito
más si puyan t’as paretes y en cheneral a cualsiquier altero”.
Este año desde julio, nadie sabe
donde se han metido las alondras mañaneras y las “cogujadas” moñudas.
También hay labradores que
levantan un “bolo clorizco” a las primeras horas de la mañana y si no hay
debajo humedad ni, ni alacranes, ni lombrices, ni otra señal de vida, temen que
no va a llover. También los cuervos, las hormigas, las gallinas y los hombres
sobre todos los que tienen reúma o están marcados por viejas cicatrices, marcan
el tiempo. Después de considerar todos estos signos, decido salir al campo a
observar la vida.
En uno de estos artículos trataba
yo de explicar las calandrias o Signos
de Santa Lucía, por los que, según la tradición popular se puede predecir el
comportamiento del tiempo atmosférico, durante el año venidero. Recogí datos
meteorológicos durante los veinticuatro días que han de marcar cuales
son los signos que me dio el labrador ante los veinticuatro días, que han de
mandar la pauta para su predicción durante los doce meses siguientes, pero como
soy un despistado los he “tresbatido” y ahora, que la atmósfera se ha olvidado
de nosotros, quisiera encontrarlos.
Los campos están secos y el
labrador de la boina me ha aconsejado que no queme gasoil y aceite, que no
gaste ruedas y aladros y que me guarde el abono para el año que viene. Yo les
he preguntado en que datos basa ese pronóstico tan malo para esta campaña
cerealista y la vedad es que me ha dejado preocupado y ha aumentado su deseo de
encontrar los Signos de Santa Lucía, que anoté, para contrastarlos con los
suyos. ¿Cuáles son los signos que me dio el labrador?. En primer lugar me dijo
que el años 81 las cañas no echaron escobel, el año 82 tampoco y el 83, todas lo sacaron en secano y en
regano y en estos momentos en que nos encontramos, finalizando el verano
todavía no ha aflorado el escobizo.
Son las ocho y media de la tarde
de un día de mediado ya Septiembre, me desplazo por el campo y no consigo
escuchar la algarabía de los pájaros, que buscan su refugio para pasar la
noche. ¿Qué se hizo de los múltiples cantos , que escuchaba en primavera?. Ni
siquiera alborotan los gorriones, diezmados por los estorninos, unos negros y
otros pardos, introducidos ya hace algunos años en que el Somontano; no vigilan
curiosos los mochuelos desde la rama seca de un almendro viejo. ¿Dónde están
los mochuelos, antes tan numerosos pobladores de la noche?.
Sólo, lejano, se escucha
intermitente el ladrar de algún perro allá en el pueblo.
Está la tierra seca y me causa
temor esa ausencia de vida en nuestros campos; voy bajando hacia el río
buscando su húmeda influencia por escuchar siquiera el cri-cri de un grillo;
por fin su son acude a mis oídos; este al principio es uno sólo el que roza sus
élitros y al poco tiempo, a medida que oscurece es un coro el que convierte en
sonora, la noche.
No consigo ver vida, sólo se escu.¡cha
el grillo, llegando a ver su canto un clamor a la vera del acompaña a río,
cantando solitario alguno en los secanos, más raro cada vez al alejarme por el
camino. Acompaña a los grillos el murmullo del agua que corre por el río. El
cielo está sereno y la lluvia muy lejos. ¿Por qué dejar entonces que el río
huya hacia el mar,quedando nuestras tierras sin grillos, caracoles, mochuelos y
mincharras.
Si el animal sencillo no vive en
los secanos, ¿qué será de los hombres?, ¿ me secará la vida no sólo vegetal ,
sino también la humana, que pertenece en parte al mundo animal?.
Me vuelvo hacia mi casa y
enciendo los faroles del coche que conduzco y ante sus rayos veo volar las
palometas, los pobres bombolones, las tristes mariposas que vagan por la noche,
restos efímeros tan sólo de noches ancestrales, vividas por raposas, conejos y
tejones, por buhos y mochuelos, y por lechuzas sabias.
As calendas yeran os primeros
diyas de mes entre os romanos. Ye calenda una parola embrecada con o
calendario,tanto que calendar ye datar un documento cualsiquier Cuan bel hombre
fa una promesa y la remite tas “calendas grecas”, ye como si no prometese cosa,
porque as calendas existiban entre os griegos.
Os aragoneses, sin dembargo en
tenemos u habemos de calendas, sólo que os nuesos labradors las claman: as
calandras.
Toz imos sentíu charrar de
l¨hombre dá florecica u d’a floreta y toz
manimenos, o sea más u menos, imos copia u o calendario zaragozano, pero
muitos altoaragonencos no sapeban garra, no sapeban pon de que con as
calandras, s’en puede saper lórache que ferá a lo luengo de cada mes de
l’añada.
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