sábado, 14 de noviembre de 2020

Goyo, el navarro que ama la historia de Navarra

 

                                                                        Iraizoz(Navarra).


Paseando por Pamplona he encontrado un libro de Albert Einstein, que comenta la teoría de la relatividad. Es el mismo A. Einstein el que escribe el prólogo del libro, diciendo que en él  “pretende dar una idea lo más exacta posible de la teoría de la relatividad”. Y sigue escribiendo: “Las dificultades que radican en la teoría propiamente dicha, creo no habérselas ocultado al lector, mientras que las bases físicas de la teoría, las he tratado deliberadamente  con cierta negligencia, para que el lector alejado de la física no le ocurra lo que al caminante, a quien los arboles no le dejan ver el bosque”.

Al llegar a casa de mis hijos y nietos, frente a casa de Goyo, me he encontrado con él, y le he expuesto lo que dice Einstein sobre la relatividad y él entonces, con su inteligencia animada, me ha enseñado un libro que posee, en su novena edición, después del año de 1900 y que se titula Historia de Navarra, y esa Historia no ha podido evitar mi contemplación de la relatividad, porque  ”parece que me pueda  ocurrir  lo que al caminante, a quien los árboles no le dejan ver el bosque”. Con las palabras que me pronunció Goyo, tuve la oportunidad de contemplar muchos y grandes bosques,  porque  las ideas que me leía Goyo, semejaban árboles, que me inundaban de belleza y sin embargo, me hacían que mi cerebro relativizase o hiciera relativos unos árboles con otros. Pasaba como con la palabra Navarra, que está compuesta “por NAVA, que equivale a “llanura entre montañas” y la voz “Erria” que significa tierra”. Y el “árbol de Navarra” me recordaba  el pueblo o árbol de “Navarri”, en la provincia de Huesca, con el mismo significado que Navarra, es decir llanura entre montañas, porque “arri” significa rocas o montañas.  Y también venía a mi memoria el campo de los navarros en el pueblo, también oscense de Aguas,  igual que un arbusto, relativamente más pequeño que los árboles gigantes, pero vegetal. Seguía Goyo leyendo en su libro: “parece ser que los primeros pobladores de Navarra fueron los vascones…Unos creen que son los habitantes más antiguos de España y otros los consideran de raza ibera”. Hay otros árboles en mi mente que recuerdan como los primitivos habitantes de Osca, eran vaco-ibéricos.

Hay muchos niños y niñas en Huesca y en Navarra, que tiene unos cabellos abundantes de color rubio y es que, como dice el libro: ”Según el P. MORET, el nombre de Navarra parece que comenzó a introducirse a finales de la dominación de los Visigodos en España”.

En Navarra el emperador romano Julio César estuvo aliado con los vascos, en tanto que en Huesca, Sertorio enemigo del César luchaba también apoyado por los vascones contra Roma”.

En el pueblo de Belarra, encima de Huesca, donde proliferaban los árboles y toda clase de plantas aromáticas y medicinales y en Navarra, la noche de “San Juan-belarre”, recogían todas las plantas, que después bendecían en la iglesia.

Los vecinos de Nocito, donde estuvo San Urbez, iban a Bellarra a coger las bayas de los vincos o muérdagos con que se fabricaba la liga o el besque, en lo alto de los pinos, para dársela de comer a los cerdos.

Einstein escribió un libro para evitar que al caminante no le dejaran ver el bosque y Goyo con su libro, amante de Navarra, me hizo ver el bosque, los orígenes y la belleza de su Navarra.  

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