lunes, 9 de noviembre de 2020

Virgen de Guadalupe y sus orígenes misteriosos.-





Virgen de Guadalupe y sus origenes misteriosos.

México es un Pais Hispano Americano, lleno de misterios y de narraciones, que convierten en  multitud de teorías antiquísimas, los orígenes de la Virgen de Guadalupe. Esas leyendas prehistóricas están basadas en el águila y en la serpiente. Estas dos figuras “han sido siempre binomios inseparables de la mexicanidad, a la vez que la representación de las potencias femeninas terrestre-lunares. Son cielo y tierra de este país”. En aquel entonces la “misa macabra era obligatoria”. No había libertad personal y todos esperaban la muerte, pues había días que marcaban esa muerte, unos días para hombres y otros para mujeres. No se tenía en cuenta la edad de las víctimas, sin tener en cuenta su edad y esto ocurría más en clases sociales de media o baja escala. Tanto era así que había pueblos que pagaban sus obligaciones de hacer morir a hombres, doncellas y niños, para que no faltara en el culto a los dioses sangre humana. El fraile Fray Bernardino de Sahahún, contaba como muchos parientes de las víctimas, lloraban y mantenían grandes penas en sus corazones.

Colón, el descubridor de América, dice de él, el autor del libro Mario Carranza, que tendría que trabajar como un ciego.”Los ojos del descubridor sangraban mientras él se empeñaba en ver aparecer el citado continente. Llegó a decir…“Tanto tiempo sin vista…se me dañaron los ojos…Se me rompieron de sangre…Y con tantos dolores…”, estaba empeñado en encontrar tales tesoros”.  

Cuando Colón desembarcó en aquel continente mágico se arrodilló con sus compañeros, como él, descubridores de aquel continente, del que esperaban oro. Cuando se levantaron del suelo, observó que los indios escondían “polvos de hechizos”. Este fue el primer contacto con el tabaco. Fumaban no por placer, sino para exorcizar a los españoles que estaban invadiendo su país.

El caballero Colón aun tuvo que pasar unos veinte años y ver como se sacrificaban cientos de miles de vidas, antes de que Hernán Cortés, “llegara al corazón de la Guadalupe, bestia mejicana y la borrara de la faz del continente de la Luna, el americano”.

Costó un periodo de doce años el tiempo pasado para que la Virgen de Guadalupe se apareciera al pueblo mejicano, que estuvo representado en la aparición, por el humilde de sus hijos, a saber: el brujo Juan Diego. Este indio se encontró con la Virgen María, que convirtió a Méjico en el “Reino de la Virgen de  Guadalupe”.

Hernán Cortés tenía un Santo Domingo con porvenir que llevaba a ser criado de las alturas, al mismo tiempo a ser  incomprendido  por sus contemporáneos. Según unos fue un hombre bueno, pero nadie supo darse cuenta de la magnificencia de su espíritu, que dice el autor de la obra de esta historia, a saber Mario Carranza. Pero después de una lucha tremenda, murió en España y no se sabe si se daría cuenta de que aquellos cielos y suelos, ya no serían suyos .”No hubo quien hallara el significado …del influjo que ejercía en su ánimo la irrealidad  de la joven judía”, acompañado por las predicciones de la gitana. Se  marchó  de  México, escribiendo a don Nicolás Obando, gobernador de la isla de Santo Domingo.

  Entre tanto, en México: “ la apocalíptica Tereaquilla debía ser de Guadalupe” y se relacionaba con el dinero,”pero el obispo Zumárraga no buscaba desviar dineros. En este sentido alcanzó la santidad del absoluto desprecio a lo material. Pero tampoco quería más deidades indias”.  El era enemigo de la idolatría, pues el pueblo era un soñador con la Virgen de Guadalupe. Encontraba el obispo  Zumárraga una correspondencia, de la Virgen de Guadalupe con una mujer que se describe en el capítulo doce del Apocalipsis.

Fray Juan de Zumárraga decía que la advocación de Virgen de Guadalupe, avanzaba en la conversión “de tantos indios que aún se mostraban reticentes”.

Aquella devoción a la Virgen, hizo que muchos indios se suicidaban por no tener hijos, que podían ser sacrificados por el Imperio Indio. Al mismo tiempo les daba horror el deseo ardiente de oro por parte de los invasores.

Pero al fin, se dieron cuenta de que Dios no reclamaba sangre sino amor, que le devolvían los indios con la Madre Celestial. 

En la homilía que dio en 2.002 en Mexico, Juan Pablo II relacionó a la Virgen de Guadalupe con la identidad mexicana.

 

 

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