Cuando
de joven, iba a San Martín de la Valdonsera, me acordaba del cura de San
Julián, López de Zamora, que está enterrado en su iglesia parroquial. Allí, en
San Julián, pasaba muchas temporadas mi buena madre con su hermana menor,
Eugenia, en casa de su tío el cura. Cuando llegaba a la parte superior del
pueblo, me llamaba la atención el Salto de Roldán, como si fuera una puerta
abierta en la sierra para entrar en la Plana de Huesca, como entra el agua del
Flumen latino, o río, al que ahora le damos el mismo nombre de Flumen, pero
escrito con mayúscula.
¿Cuántos
nombres ha tenido el Tajo o Salto de
Roldán, además de éstos ?. Muchos ha debido de tener, porque observándolo lo
mismo desde arriba, cerca de Fornillos, o desde cerca de Barluenga, es decir
por ambos lados del río, cómo desde el fondo de este mismo Flumen, por el
pequeño puente romano, que ya han desmontado, produce una impresión misteriosa
,convertida una vez en admiración, en tanto que otras causa pánico. Si uno mira
hacia el Sur, se ven las ruinas, todavía airosas desde lejos, del Castillo-
Monasterio de Montearagón y entran ganas
de llorar al ver un paisaje con tanta Historia y sin habitantes. Si miras hacia
arriba, ves los Mallos, que hay a cada lado del Tajo, el de Sen y el de Men, con
sus ermitas encima y como por su infinito precipicio pasan las aguas, que vienen
de un viejo y quebrantado pantano, que se destruyó o “tresminó” y van por ese profundo cauce hasta la
Carretera Nacional 240, cuando empieza a subir el Estrecho Quinto.
No
puede uno menos que acordarse de aquella frase clásica, que decía: ”del Aquilón
se revelará el mal”. Es que dicho Salto se encuentra en el Norte y en él se
entrecruzan mitos clásicos, como el de Venus o el de Carlomagno con Roldán.
En
Huesca, ese tajo, mella, muesca o corte llama la atención, y ya los vascos y más tarde los romanos la
llamaron “Ozca” u Osca, derivada de la palabra vasco-ibérica más antigua
“Bolskan” u “ Olskan”. Pero no sólo se quedó esta palabra para dar a la dentellada o
mordedura de Roldán y a la ciudad de Huesca, desde la que se admira, sino que
nuestros campesinos llaman “osqueta” a la muesca o marca que se hace en las
orejas del ganado lanar. Hay ovejas que llevan la osqueta en la parte delantera
de la oreja derecha, en cambio a otras se la ponen en la parte posterior de la
oreja izquierda, llegando algunas a llevar varias osquetas, entre las numerosas
reses de nuestra tierra (Diccionario vasco).El cura oscense don Juan Cañardo
Alterach, en la Historia de Huesca, que escribió en 1850,dice que el nombre de
Huesca quiere decir muesca. Me contaba Julio Brioso que un día, hace ya muchos años, pues en Salinas el Viejo
de Jaca, ya no queda nadie, le preguntaron a un pastor que donde estaban las
Cinco Villas y señalando con su gayata, indicaba “por aquellas osquetas de la
Sierra”, como diciendo: casi se ven.
¿Cuántas
preguntas le han hecho los oscenses a tan enorme Tajo?. Le preguntaron el nombre de su ciudad,
pusieron su imagen en los distintos escudos que ostentaron, interrogaron a
Roldán por tan enorme salto, que imitaba al de la diosa Venus, levantaron el
Monasterio de Montearagón hasta que lo incendiaron y se quebró el pantano de
Belsué, que está encima de su Salto. Detrás de todos esos mensajes misteriosos,
¿estará la solución a las incógnitas de la vida de Huesca?, en tanto que en
otros mensajes, hay cuatro, pero sobre ellos, se encuentra la figura de la
muesca, Osca o Salto de Roldán y sobre él, se ven tres estrellas, como si
quisieran iluminarlo. En el escudo nuevo, que se generalizó a fines del siglo
XVI, aparece un caballero ibero- romano, al que muchos han identificado con San
Jorge y sobre él, sigue saliendo la Muesca de Roldán.
En
la Carta de Indulgencias del obispo don Juan de Aragón y Navarra, que se
encuentra en el Museo de la Catedral, se encuentra un dibujo del escudo antiguo
de Huesca, sobre el cual se sobrepone un esquema de la muesca del Salto de
Roldán, con clara figura de montaña, lo que quita todas las dudas sobre el
significado del símbolo geométrico, que se da a dicha muesca. Se trata, sin
duda de un “símbolo parlante” y si él habla, nosotros debemos hablar con la
muesca, tajo, osca o Salto de Rodán y para ello, acerquémonos a ese lugar
amplio que se encuentra debajo del Depósito
de Agua de la ciudad, frente al Amparo
y sobre la muralla y allí desde allí, podremos contemplarlo con claridad.
Ustedes pregunten lo que deseen y yo, pensando en las tres estrellas, que sobre
Salto Roldán se encuentran en el antiguo escudo de Huesca, le diré al pantano:
esas estrellas, ¿no serán una para la Montaña para que tenga éxito turístico el
Parque de Guara, otra para que en la Hoya de Huesca abunde el agua y la tercera
para que al Somontano se le devuelva el agua que se le quitó?.
En
la Historia Mítica de la Muesca, trabajó Roldán, pero en la moderna, además de
numerosos hombres, trabaja también en el pantano, una joven mujer, que ha
trazado unas carreteras con ligeras pero necesarias curvas, para evitar
accidentes en lugares de peligrosos altibajos. ¡Gracias, Ana!.
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