Detras de la Inmaculada, se encontraba el Teatro Principal (Huesca).
Sender, altoaragonés, ha sido un gran periodista-historiador; no creo
que haya sido un profeta. La lectura de sus novelas despierta recuerdos en mi
memoria. Recuerdo, que al volver a Huesca capital, fue recibido por los
oscenses en el Teatro Principal. Me dio la impresión de que era un altoaragonés
resucitado y el mismo se declaraba ser íbero, cuestión que hoy ha resucitado el
vasco –iberismo. Fue periodista y
recorrió todas las tierras españolas e hizo el servicio en la Guerra con
Marruecos. El pueblo vivía con mucha dificultad
y la confusión en las doctrinas filosóficas y políticas, provocaron
luchas y guerras a lo largo de toda su
vida en España, en toda Europa y en todo el Mundo. Me dijo un amigo mío,
sacerdote que “una vez desatados los odios o los demonios en una guerra,¿quién
los sujeta?.No los sujetaron Orwell, que estuvo herido en Siétamo ni Heminway,
amigo de Sender ni este mismo aragonés lo logró, ya que ”Fascismo y comunismo,
para Orwell eran igualmente peligrosos”. El fascismo se conoció enseguida, pero el comunismo se ha tardado en conocerlo.
Se acusan de promotores de la Guerra Civil, los que se sublevaron contra el
Gobierno y los republicanos mutuamente,
cuando se ve claro que los causantes
fueron los fascistas y los comunistas. Sólo hay que contemplar como la Guerra
Civil fue un precedente de la Mundial e incluso un ensayo de los fascistas
italianos y los alemanes por un lado y por otro del comunismo ruso. Sender
estuvo visitando Moscú, pero no debió creer en su propaganda, pues cuando tuvo
que salir de España, se refugió en Estados Unidos. Mi padre, Manuel Almudévar
conocía a Sender, porque poseía una parte del periódico “La Tierra”, que
administraba su padre y a veces su hijo
le ayudaba. Y él mismo declaraba la amistad que tenía con mi familia, hablando de los Castillos de Aragón y
escribía: ”Incluso en sitios tan tardíamente recuperados como Siétamo, cerca de
Huesca, de la casa de Bolea, Aranda,
Abarca…y últimamente de amigos míos. Digo últimamente pensando en tiempos
anteriores a la guerra civil”. Este texto aparece en la página 66 de la obra
Monte Odina de Editorial Guara el año 1980. En las páginas siguientes escribe
sobre mi abuelo, del que dice: “Quizá porque el señor que la habitaba en 1920 era un modelo y
ejemplo de caid… con su pálida cara ovalada, su barba tuareg….y sus anchos y hondos ojos sombríos, en cuya
fijeza había sugestiones misteriosas y ancestrales”. Se equivoca Sender al
decir que mi abuelo vivía en el Castillo, como acierta al decir que su madre
vivía en casa de Abarca de Huesca. Es posible que después de muchos años
confundiera Sender la casa –palacio de mi abuelo con el Palacio del Conde de
Aranda, que también era propiedad del mismo. Sin embargo Sender escribe: “En
fin, por una razón u otra el castillo-mansión de Siétamo, en el que tantas
veces estuve, es uno de los que me habría gustado habitar”. Lamenta Sender, con
la compañía de los hijos de Siétamo la destrucción del castillo-palacio, que fue
quemado no por el ejército republicano, sino por los comunistas ya que era la
casa de un conde y luego derribado por el nuevo gobierno, ya que el citado
conde era masón. Los cañonazos no venían de Montearagón, sino del Este, como se
ve todavía en una casa cercana. Sigue diciendo Sender: ”Dos escritores amigos
míos estuvieron allí durante los peores días de la guerra…..Los dos me dijeron
que Siétamo quedó totalmente destruido. Arrasado”. Pero durante la Dictadura
alguien siguió arrasando el Palacio y el
pueblo de Siétamo. Uno de los primeros gobernadores civiles de Huesca, después
de acabada de destruir la fortaleza,
levantó a un lado del castillo- palacio una casa en un solar de mi padre
al que no le pagó, como tampoco al constructor. Después de ser requerida por el
pueblo para hacer una casa para el médico y un centro sanitario, la vendió a un
organismo estatal. El gobernador siguiente heredó la deuda y a mi padre le hizo
declarar ante el Notario que él se había hecho constructor y había levantado el
edificio. Verdadera locura, ya que todos sus edificios estaban semidestruidos o
arrasados. Le hizo pagar al organismo comprador al verdadero constructor y a mi
padre y al pueblo de Sietamo, les dieron
la puntilla después de haber sufrido una Guerra de lo más cruel. Todavía duran las consecuencias de la
Escritura que parece ser que la hizo el gobernador en lugar del Notario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario